Apego evitativo y maternidad

Reflexión personal sobre mi propio estilo de apego y cómo ha afectado a mi relación con mi hija y con la maternidad.

5 min read

apego y maternidad
apego y maternidad

Acabo de escuchar una charla sobre "Apego y trauma". La ponente ha dicho que "El apego me dice lo que puedo esperar de mi relación con los otros".

Cuando tu manera de conectar, de relacionarte, de pertenecer, ha sido la distancia, el no mostrar tus necesidades y hacer lo que se espera de ti... ¿Cómo gestiona ahora tu cuerpo el tener un ser al lado que necesita cercanía, que expresa sus necesidades y quiere que las cubras 24/7?

Yo he sido una "niña buena", una niña que ni siquiera era consciente de lo que sentía o necesitaba, porque sentir no era lo que le conectaba con los suyos. Esto se asocia con un apego evitativo. Entiendo que es por este tipo de apego, que siempre he necesitado mi espacio. Mucho acercamiento me agobia. Cuando estoy todo el día fuera de casa o con gente termino agotada, aunque haya estado pasándomelo bien. Mi cuerpo necesita ese espacio para mí para cargar las pilas.

Durante mucho tiempo he luchado contra esa parte de mí. Como si ser así estuviera mal. Quería disfrutar de ciertas experiencias pero mi cuerpo sentía otra cosa y me frustraba.

La cosa es, volviendo al tema, el cómo me afectó todo esto al ser madre.

Al igual que estar todo el día con gente me agota, estar todo el día con mi hija mi cuerpo lo siente como agotador física y, sobre todo, psicológicamente, y lo traduce en agobio y ansiedad. Esto, indudablemente mi hija lo ha percibido de manera inconsciente seguro. Al igual que hacía en mi juventud, en algunos de mis años como madre se repitió esa sensación de lucha contra eso que me pedía el cuerpo. ¿Qué está mal en mí que no puedo disfrutar de mi hija como otras madres?

Esto del apego seguro suena muy bonito, pero... ¿Cómo conectas emocionalmente con tu hijo cuando tú aprendiste a "conectar" a través del distanciamiento? ¿Cómo gestionas este cortocircuito mental?

Cuando sigues aferrado a tu patrón de apego, tu tendencia es a repetirlo. En la charla decían alrededor del 70% de los hijos tienen el mismo estilo de apego que sus madres o figuras de apego principales. Esto puede no generarte ningún cortocircuito porque así lo hicieron contigo y piensas que así hay que hacerlo con los hijos. Lo que piensas y lo que sientes tiene coherencia.

El cortocircuito se genera cuando descubres que, quizás, lo que te pide el cuerpo no es lo más sano psicológicamente para tu hijo. Y ahora abro otro melón... ¿una madre segura de lo que hace porque sigue su patrón primario o una madre insegura porque intenta cambiarlo para no repetir patrones que no fueron sanos para ella?

Mis primeros años como madre, estaba desbordada pero era muy ligeramente consciente de ello. Para mí todo estaba dentro de la normalidad de ser madre, estaba todo controlado. Dentro de mis múltiples culpabilidades internas, mi percepción si me preguntabas es que lo estaba haciendo bien como madre, que tenía claro el camino. Cuando hice un curso de "Introducción a la Educación Respetuosa" con mi querida Cris de lalupa.org (curso que, por cierto, yo no consideraba que necesitara porque creía que ya estaba introducida en el tema), fue cuando empezó mi cortocircuito. Ahí empecé a abrir los ojos a otros caminos, a otras formas.

Esto suele generar mucha inestabilidad al principio, por esa incoherencia que se genera en ti. La inestabilidad se reflejó en mi relación con mi hija, y también con mi pareja.

Entiendo que cuando tienes delante un solo camino, aunque esté lleno de cardos, tú lo tienes controlado y sabes por dónde ir. Cuando se abren delante de ti otras posibilidades tiendes a aferrarte a una, a creer que tu camino era el erróneo y, por ende, hay otro correcto y es el que intentas seguir sin salirte de los límites. Eso te da una cierta seguridad pero también mucha inestabilidad, ya que estás intentando dejar de lado todo lo que conoces y el cuerpo te sigue pidiendo ir por el otro camino.

Desde mi experiencia, en la maternidad y en otros aspectos de la vida, cuando llevas un tiempo caminando por un nuevo camino, vuelves a mirar hacia arriba y, de nuevo, a cuestionarte si no hay otras formas, otros caminos posibles. Y empiezas a experimentar formas diferentes y a crear la tuya propia, la que es válida para ti y tu familia. Un camino que nunca nadie ha transitado, un camino que tendrá cardos y también flores. O quizás ir saltando de camino en camino según el momento, sin poner la etiqueta de bueno o malo, de válido o no. Cuando llegas a este punto vuelve a encontrar cierto equilibrio, el equilibrio no de ir por el camino que "está bien o mal" sino por ese que es coherente con lo que tu piensas y con tus necesidades, que pueden ser cambiantes en cada momento.

Poco a poco, caminando por la vida, voy aceptando y a la vez flexibilizando esos patrones. Me ha ayudado ser consciente de mis propios patrones y a la vez no forzar el cambiarlos. Simplemente tener el foco ahí y decirme "todavía no sé hacerlo diferente" e ir probando.

En mi experiencia, y es lo que me ha pasado concretamente con esta sensación de que " estar con mi hija me agobia", cuando lo aceptas sin resignación ni lucha, manteniéndote abierta a lo que hay y lo que pueda llegar. Entonces es cuando, a través de una experiencia, una frase, una imagen, una película, un libro... algo hace clic y empieza a cambiar. Ya había notado algunos pequeños ajustes en mí (mi cuerpo ya estaba iniciando el cambio), sin embargo el clic en mi caso ha llegado con un libro, un libro que compré por pura intuición. Ni el título ni el tema me llamaban la atención en ese momento, pero algo me decía que algo iba a aprender de esa lectura. Y así fue, leyéndolo noté como algo hizo ese clic. Ahora se ha reducido muchísimo esa sensación de agobio y disfruto más los momentos con ella. Y en este momento sigo experimentando con esta nueva forma de relacionarme con mi hija y con mis propias necesidades.

Lo de fluir es fácil de decir y mucho más complejo de poner en práctica. Os animo, como primer paso, a empezar a ser conscientes de vuestros propios patrones a través de esos momentos que os revuelven por dentro. Y a poner el foco en vosotras y no en el exterior (hijos, pareja, abuelos, profe, vecina...). Porque dentro de ti ya hay unas conexiones que te dicen qué puedes esperar de tu relación con los otros. E, igual que cuando estamos embarazadas vemos embarazadas por todas partes, nuestro cerebro tiende a mirar y a justificar lo que confirma nuestras propias creencias.

Os animo también a tener una red de apoyo que os de seguridad. Personas que estén pasando o hayan pasado por lo mismo y con las que os sintáis seguras de compartir. Personas que activen en vosotras ese apego seguro, ya que solo a través de experimentarlo con otros es como podemos integrarlo.

Y, para terminar, os mando mucha energía para ese proceso de experimentación hacia vuestro propio camino.

¡A por todas!

Comentarios