Despertares y rutinas de la mañana con niños

Las mañanas de cole suelen ser un verdadero reto y, a la vez, son uno de mis momentos favoritos del día con ella. Os cuento por qué.

MATERNIDAD

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Colegio, trabajo, sueño, prisas... todo se junta por las mañanas.

Nuestras necesidades, las mías al menos, estaban claras: que ella llegue al cole en hora para que yo pueda llegar a mi trabajo en hora. A esto se unían otras como: tiene que ir desayunada, vestida, aseada y con el almuerzo en la mochila. Si consigo todo esto tendré el sello de buena madre. Listo.

Se me olvidaba, y mi hija bien se encargaba de recordármelo, que ella también tenía sus propias necesidades que, además, tenían poco que ver con las mías.

¿Cómo se gestiona esto?

Pues cada uno lo mejor que sabe y puede.

En esta entrada mi intención es compartir mi proceso hasta hoy y lo que he ido aprendiendo del mismo.

Las rutinas de las mañanas siempre las he llevado a cabo yo entre diario, ya que mi pareja comienza a trabajar muuuy temprano.

Dentro de las 1001 rutinas de sueño que hemos probado, la niña o ha dormido con nosotros o ha tenido la libertad de, al despertarse, venir a nuestra cama. Esto hace que todas las mañana amanezcamos juntas. Al escribirlo me sale una sonrisa. Es nuestro momento de conexión por excelencia. Ahora lo siento así e intento respetarlo y cuidarlo.

Durante mucho tiempo intenté "aprovechar" las mañanas levantándome antes para ir adelantando. No solía funcionar. En cuanto ella notaba que no estaba a su lado se levantaba y, muchas veces, me mostraba su enfado por no estar allí. Me frustraba enormemente. Me acostaba pronto con ellos y no me podía levantar pronto... ¡Menuda pérdida de tiempo! Cuando me resistía y me enfadaba la mañana empezaba mal para las dos.

También me escuchaba muchas veces, pero muchas, diciéndole "vamos tarde" en tono nervioso. ¿Cómo puede ser que casi todos los días vayamos tarde? ¿No será que mi ansiedad se adelantaba y, en cuanto no íbamos sobradas, preveía que algo iba a pasar y no íbamos a llegar?

Mi hija me hace de espejo cada día. Cuánto más fuerzo algo, más me frena. Cuanto más intento controlar, más se revela.

Poco a poco mi resistencia y necesidad de control se han ido apaciguando (que no yendo...). Ahora prefiero despertarla 5 o 10 minutos antes y estamos ese ratito en la cama. Es un momento de conexión enorme, donde casi todas las mañanas hay mimos, juegos y risas. Después de eso, todo fluye diferente.

Todavía me cuesta a veces, sobre todo la parte de los juegos. Todavía hay enfados. No es todo idílico, pero predominan los momentos de conexión a los de tensión.

Para mí esa es la palabra clave... CONEXIÓN.

Hay una frase en Disciplina Positiva que dice "Conexión antes que corrección", y la tenía en mente pero priorizaba otras herramientas antes que tener en cuenta este principio fundamental. Y generar conexión no es tan sencillo según el tipo de educación recibida (de eso hablo en la entrada anterior), pero ser conscientes de su importancia y poner el foco ahí para mí está siendo fundamental en mi propia evolución.

*El contexto de crianza se pierde hasta que pasamos a restaurar lo que el psicólogo Gershon Kaufman llama "el puente interpersonal". Y siempre somos nosotros los responsables de reconstruirlo.

En resumen, las mañanas son un gran reto para la mayoría de los padres. Comenzarlas con conexión y mantenerla presente es algo que ahora pongo en primer plano. Cada familia, y cada uno de sus miembros entre sí, la generarán de una manera diferente.

En nuestras mañanas hay conexión, también sigue habiendo tensión y encontronazos y, con todo ello, siguen siendo de mis momentos favoritos del día.

*Frase del libro Tus hijos te necesitan, de Gabor Maté y Gordon Neufeld.

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